Pues bien, me colé en la ceremonia de inauguración de la FILB (creo que pensaron que era un escolta más), en la cual estuvieron los dos mandatarios, y más allá de los discursos y el protocolo la idea central de este reencuentro es que culturalmente Colombia y Ecuador están tan cerca como lejos. Por ejemplo: ¿cuántos escritores ecuatorianos conoce, cuántos pintores, cuántos músicos?
Pocos, ¿cierto? Lo irónico es que en Ecuador conocen más de nuestra cultura que nosotros de la de ellos y es una falla. Es más, es una lástima. Por eso es importante aprovechar la presencia del vecino del sur en esta Feria del Libro y visitar Corferias para sumergirse en ese viaje por los sentidos que montaron los ecuatorianos en su monumental pabellón. Está de lujo y, de veras, se lo recomiendo.

El caso es que con el sonriente Correa, con Santos y con una serie de dignatarios de los dos países más, hoy al medio día se inauguró oficialmente la Feria. Llegó la hora de los libros y ya lo sabe, hay letras para todos...
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